Hemos creado este blog los alumnos de 2º de Primaria del Colegio La Inmaculada de Santiago. Aquí os queremos ir contando todo el trabajo que estamos realizando en clase para conocer mejor a los animales y la naturaleza, y así poder cuidarlos mejor y cuidar el medio ambiente que nos rodea.

El bosque mágico

Nuestra tutora nos contó este cuento, para empezar a pensar que las cosas que hacemos influyen en los animales y en la naturaleza.


Alonso es un niño de 7 años que vive en un país muy lejano. Alonso es un niño pobre y no tiene mucha ropa para vestirse cada día. A pesar de esto, es muy feliz porque, en casa no le falta nada; tiene un huerto en el que su padre ha sembrado muchas frutas y verduras, le gusta cuidar las abejas y ayuda mucho a sus padres.

Le gusta mucho jugar a fútbol con sus amigos; también se divierte yendo al bosque donde está construyendo una cabaña secreta. Desde allí, Alonso escucha el silencio y también el canto de los pájaros que vuelan sin cesar en el bosque.

Hoy ha ido al bosque a buscar madera para encender el fuego de su casa. Andando, andando ha llegado al final del bosque, donde está el rio. Alonso se ha fijado que en la otra orilla han construido una gran fábrica, de una de las altas chimeneas salía muchísimo humo...
- ¡Qué raro! – piensa Alfonso – hace pocas semanas no estaba esta fábrica tan grande...
Junto a la fábrica ve cómo dos camiones arrojan una montaña gigante de basura que contamina el río. Alonso, muy sorprendido piensa:
- ¿Basuras junto al río? ¿De dónde vienen?

Cuando regresa del río, cargado con la leña, Alonso no cesa de pensar en lo que ha visto.
- Este humo que salía de las chimeneas tapa el cielo azul del bosque; y las basuras... no dejan que broten las hierbas que alimentan a los animales y ensucian al río.
De pronto, en el camino, encuentra una maleta grande, marrón y muy vieja.

Alonso, con curiosidad, abre la maleta. En su interior encuentra tres objetos: un tetra-brik de leche viejo, un colador y una lata de refresco.

Sorprendido a la vista de estos objetos utilizados y viejos, mira a su alrededor por si ve a alguien. De pronto aparece un gnomo de color verde, muy pequeñito. Alonso, aún más sorprendido, le pregunta:
- ¿Quién eres?
- Soy el gnomo limpiador – contestó.
- Mmmm... y... ¿es tuya esta maleta?
- Pues sí –dijo el gnomo– es que estoy recogiendo las basuras de este bosque.
- ¿Basuras? –preguntó extrañado– ¡Si nunca ha habido basura en este bosque!

Alonso no entendía nada. Había visto una fábrica de donde salía mucho humo; unos camiones que arrojaban residuos y, ahora... aquel gnomo le decía que el bosque está lleno de basuras. Sin detenerse a pensar le preguntó:
- ¿Y qué se puede hacer para que desaparezca esta fábrica y toda la suciedad del bosque?
- Pues, debes encontrar qué utilidad pueden tener estos objetos...
- ¡Pero si son viejos y ya no sirven para nada!
- ¡Claro que sí! -dijo el gnomo–. Piensa, y si lo adivinas... todo esto que no te gusta... desaparecerá.
De pronto, el gnomo desaparece y deja a Alonso con un palmo de narices.

Alonso, muy pensativo, se queda observando el cartón de leche. Lo abre y piensa:
- Pues, podría utilizarlo como una cajita para guardar mis lápices de colores y las piedrecitas tan bonitas que cojo en el bosque. Y empieza a sonreír un poquito.

Luego coge el colador, le da vueltas...Lo mira por dentro, cabeza abajo...y de golpe dice:
- ¡Ya lo tengo! ¡Voy a ver si puedo sacar algo de suciedad del agua!
Y así lo hace; se acerca al río y, aunque el colador no es demasiado grande, saca un poco de tierra, barro y trozos de plástico del agua. ¡Ahora Alonso ya sonríe algo más!

Después, coge la lata, la mueve, la gira, mira por el agujero por si queda algo en su interior... y se queda reflexionando...
- ¡¡¡Si coloco algunas piedrecitas mezcladas con arena y tapo el agujero con un trapo y un hilo para taparla... podría construir... una maraca!!!
Y así lo hace, muy feliz. Llena la lata y va a su casa a buscar un trapo y un hilo para taparla.

Alonso, muy emocionado y feliz, vuelve a casa. Es la hora de la cena y el niño explica a sus padres lo que le había sucedido en el bosque. Los padres no acaban de creerse toda aquella historia, pero están contentos por todo lo que ha hecho. Alonso se va a la cama y se duerme pensando en lo que le había dicho el gnomo.

Al día siguiente, se levanta con presteza y, con una sonrisa en la cara, se va al bosque a ver si la promesa del gnomo se ha realizado.
Así es. La fábrica ha desaparecido y el humo ya no cubre el cielo azul del bosque. Los camiones ya no arrojan las basuras; y el río... baja limpio con un agua muy transparente.
Cuando regresa a casa, el gnomo se le vuelve a aparecer. Alonso le dice:
- ¡Lo he conseguido gnomo! – dice Alonso sonriente.
- ¡Muy bien Alonso. Estoy muy contento! Pero ahora debo irme a buscar otros lugares donde no se respetan ni la naturaleza ni los animales.
El gnomo desaparece rápidamente. Alonso, feliz y contento, vuelve a casa, satisfecho por haber ayudado a conservar su bosque.